Humaniza tu marca

Por: Paola Almonte

En la era digital y de la hiperconectividad, la relación entre consumidores y marcas ha cambiado radicalmente. Ya no basta con ofrecer un buen producto o servicio; ahora se espera que las marcas tengan un alma, un propósito, una razón de ser más allá de la rentabilidad. Y es que, como bien señala la frase de Alex Pinto, si los seres humanos estamos llamados a tener un propósito de vida, las marcas, en su proceso de humanización, también deben encontrar el suyo.

La humanización de las marcas no es un concepto nuevo, pero sí ha cobrado una relevancia sin precedentes en los últimos años. Con el auge de las redes sociales y la transparencia que exige el consumidor actual, las empresas han comprendido que, para conectar genuinamente con su público, necesitan mostrar valores auténticos y coherentes con su accionar.

Pero, ¿qué significa realmente humanizar una marca? No se trata solo de crear campañas emocionales o de responder de manera simpática en redes sociales. La humanización va mucho más allá. Implica desarrollar una identidad con la que las personas puedan identificarse, construir una narrativa que inspire y, sobre todo, generar un impacto positivo en la sociedad.

Hoy en día, vemos ejemplos claros de empresas que han asumido este reto con éxito. Marcas que abogan por causas sociales, que promueven la sostenibilidad o que generan bienestar en sus comunidades. Pero también existen aquellas que han intentado forzar esta humanización sin una base genuina, cayendo en el ‘purpose washing’, una práctica que los consumidores castigan con indiferencia o rechazo.

Como consultora en comunicación estratégica, he sido testigo de cómo la humanización de marca puede marcar la diferencia entre una empresa que simplemente vende y una que realmente deja huella. Cuando una marca tiene un propósito claro, su comunicación fluye con naturalidad, su engagement con el público se fortalece y su reputación se consolida.

En un mundo donde la autenticidad se ha convertido en un valor indispensable, las marcas no pueden darse el lujo de ser entes fríos y distantes. Si los humanos evolucionamos en nuestra manera de relacionarnos, las marcas deben hacerlo también. Porque al final del día, detrás de cada empresa hay personas, y es esa conexión humana la que hace que una marca trascienda.

Humanizar una marca es, en definitiva, darle vida, propósito y sentido. No es una moda, es una necesidad. Y quienes lo comprendan, serán los que realmente logren construir un legado.